PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3427 ~ Martes 22 de Agosto de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Algunas
anécdotas de San Alberto Hurtado, cuya memoria celebramos hace pocos días:
-
Alberto no podía entrar a los jesuitas porque debía sostener económicamente a
su familia. El padre Damián Symon relata cómo vino la solución: “Durante todo
el mes del Sagrado Corazón de Jesús del año 1923, a las 10 de la noche, lo vi
tenderse en el suelo, frente al altar del Santísimo Sacramento, y pasar una
hora entera en esa postura, implorando, en la oración más fervorosa, que el
Señor le solucionara sus problemas económicos para poder consagrarse totalmente
a Dios”. La solución llegó de modo providencial, precisamente el día del
Sagrado Corazón.
-
Un misionero capuchino lo observó cuando rezaba la Misa, y le llamó tan
poderosamente la atención que dijo no haber visto nunca una celebración tan
devota y edificante, y teniendo así los sacerdotes chilenos un ejemplo tan
notable, todos deberían ser santos. ¡Su fuego era capaz de encender otros
fuegos…! (Mons. Francisco Valdés).
-
Tenía la costumbre de no irse nunca a dormir sin antes haber rezado el Rosario.
“A cualquier hora que termine, rezo primero el rosario antes de acostarme”. En
la casa de retiros yo lo vi a veces empezar el Rosario a la una de la mañana.
(P. Arturo Gaete sj).
¡Buenos días!
Siembra siempre
Otra
nueva semana se abre para ti llena de posibilidades. Aprovéchala bien. Sé
generoso. Pasa por el mundo desparramando bondad, ayuda, alegría y paz. El
símbolo de la mano abierta que da todo lo que tiene, podría ilustrar con
acierto el pensamiento de Jesús que dijo una vez: “La felicidad está más en dar
que recibir” (Hechos 20, 35).
Minuto a minuto, con la mano abierta, en el surco de
la vida, ¡siembra!
Deja caer el grano, entrega al mundo tu ofrenda, como
el Sembrador Divino, ¡siembra!
Nada se pierde de lo que se entrega; el Señor
cosecha, tú, ¡siembra!
No importa que nunca el fruto en sazón veas; tú sólo
eres instrumento: ¡siembra!
Entrégate siempre, no te detengas. A cada momento,
¡siembra!
Y cuando la semilla hecha planta florezca habrá dos
motivos: Dios y tu siembra.
Con
esta firme esperanza de que todo a su tiempo florecerá, te auguro que comiences
con ánimo e ilusión tus tareas de cada semana, disfrutando la sólida felicidad
de dar y sembrar. El próximo domingo estoy contigo, si Dios quiere. Y que él te
bendiga.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico
difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que
un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los
Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces,
¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres
eso es imposible, mas para Dios todo es posible».
Entonces
Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y
te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que
vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre
se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos,
para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas,
hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el
ciento por uno y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y
muchos últimos, primeros». (Mt 19,23-30)
Comentario:
Hoy
contemplamos la reacción que suscitó entre los oyentes el diálogo del joven
rico con Jesús: «¿Quién se podrá salvar?» (Mt 19,25). Las palabras del Señor
dirigidas al joven rico son manifiestamente duras, pretenden sorprender,
despertar nuestras somnolencias. No se trata de palabras aisladas, accidentales
en el Evangelio: veinte veces repite este tipo de mensaje. Lo debemos recordar:
Jesús advierte contra los obstáculos que suponen las riquezas, para entrar en la
vida...
Y,
sin embargo, Jesús amó y llamó a hombres ricos, sin exigirles que abandonaran
sus responsabilidades. La riqueza en sí misma no es mala, sino su origen si fue
injustamente adquirida, o su destino, si se utiliza egoístamente sin tener en
cuenta a los más desfavorecidos, si cierra el corazón a los verdaderos valores
espirituales (donde no hay necesidad de Dios).
«¿Quién
se podrá salvar?». Jesús responde: «Para los hombres eso es imposible, mas para
Dios todo es posible» (Mt 19,26). —Señor, Tú conoces bien las habilidades de
los hombres para atenuar tu Palabra. Tengo que decírtelo, ¡Señor, ayúdame!
Convierte mi corazón.
Después
de marchar el joven rico, entristecido por su apego a sus riquezas, Pedro tomó
la palabra y dijo: —Concede, Señor, a tu Iglesia, a tus Apóstoles ser capaces
de dejarlo todo por Ti.
«En
la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria...»
(Mt 19,28). Tu pensamiento se dirige a ese “día”, hacia ese futuro. Tú eres un
hombre con tendencia hacia el fin del mundo, hacia la plenitud del hombre. En
ese tiempo, Señor, todo será nuevo, renovado, bello.
Jesucristo
nos dice: —Vosotros, que lo habéis dejado todo por el Reino, os sentaréis con
el Hijo del Hombre... Recibiréis el ciento por uno de lo que habéis dejado... Y
heredaréis la vida eterna... (cf. Mt 19,28-29).
El
futuro que Tú prometes a los tuyos, a los que te han seguido renunciando a
todos los obstáculos... es un futuro feliz, es la abundancia de la vida, es la
plenitud divina.
—Gracias,
Señor. ¡Condúceme hasta ese día!
Rev. D. Fernando PERALES i Madueño (Terrassa,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa María Reina
Celebramos
hoy a María, la madre de Jesucristo y madre nuestra, glorificada por el Padre
como Reina junto a su Hijo. Aunque el título de Reina se atribuye a María desde
antiguo -recuérdese la Salve Regina, el Regina
coeli o las letanías lauretanas- su fiesta fue instituida por Pío XII en
1954. Desde el año siguiente, la Iglesia la celebraba el 31 de mayo, como
coronación del mes mariano, mientras la familia franciscana, por especial
concesión pontificia, la celebraba, con misa y oficio propios y bajo el título
de «María Virgen, Reina de la Orden de los Menores», el 15 de diciembre, octava
de la Inmaculada. En la última reforma litúrgica, la celebración se ha
trasladado al 22 de agosto, octava de la Asunción, para subrayar el vínculo de
la realeza de María con su participación especial en la obra de la redención y
en el misterio de la Asunción. Dice el Concilio Vaticano II en su Constitución
dogmática: «María fue asunta a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor
como Reina universal con el fin de que se asemeje de forma más plena a su
Hijo».
Oración: Dios todopoderoso, que nos has dado como
Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por
su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras de San Juan Pablo II
"La
devoción popular invoca a María como Reina. El Concilio, después de recordar la
asunción de la Virgen «en cuerpo y alma a la gloria del cielo», explica que fue
«elevada (…) por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más
plenamente a su Hijo, Señor de los señores (cf. Ap 19, 16) y vencedor del
pecado y de la muerte» (Lumen gentium, 59). […] En efecto, a partir del siglo
V, casi en el mismo período en que el concilio de Éfeso la proclama «Madre de
Dios», se empieza a atribuir a María el título de Reina. El pueblo cristiano,
con este reconocimiento ulterior de su excelsa dignidad, quiere ponerla por
encima de todas las criaturas, exaltando su función y su importancia en la vida
de cada persona y de todo el mundo”
Tema del día:
Un sembrador salió a sembrar
El
título nos remite al Evangelio, donde Mateo, Marcos y Lucas relatan la parábola
del sembrador.
Las
parábolas… ¡Qué manera insuperable para comprender a través de comparaciones
simples, las verdades profundas de la fe! La gente sencilla ama las
comparaciones y las imágenes. Jesús, el Catequista con mayúscula, lo sabe y es
por eso que les habla a sus apóstoles
con parábolas, de forma tal que puedan entender su mensaje y transmitirlo
fielmente. Pero aun así, muchas veces, necesitan una explicación y el Divino
Maestro, con su paciencia infinita, se la da. La semilla es la Palabra de Dios.
El sembrador es Jesús. El mundo es el campo donde es anunciado el Evangelio,
esa semilla que cae a lo largo del camino, cuando no es escuchado; en pedregal
o entre espinas, asfixiándose muy pronto en el corazón de quienes se encuentran
tan ocupados que no le prestan la debida atención. Todos tienen oportunidad de
escucharla, aunque no todos tienen el oído atento para que esta retumbe en su
corazón. Pero una parte de la semilla cae en tierra buena, en seres humanos a
quienes el Bautismo les abrió los oídos y su corazón se inundó de fe, que aman
a Dios profundamente y son solidarios con su prójimo. Personas en quienes la
semilla da fruto abundante.
El
catequista es alguien que recibió el Bautismo y la misión de hacer retumbar la
Palabra de Dios en los corazones de aquellos que le son confiados. ¡Qué tarea
sublime! ¡Qué gracia inmensa! ¡Qué regalo del Cielo! ¡Qué responsabilidad
enorme es haber recibido, sin mérito propio, esa vocación, ese llamado!
Los
catequistas celebran su día el 21 de agosto, Memoria de San Pío X, Patrono de
los catequistas.
¿Quién
fue San Pío X? Un chico que nació en un
pueblito del Norte de Italia, perteneciente a una familia muy pobre de bienes
materiales, pero riquísima en valores cristianos, que supieron transmitirles a
sus hijos. Fue bautizado con el nombre de Giuseppe, José para nosotros. Su
familia y conocidos lo llamaban Beppo. Era el mayor de diez hermanos. Su papá,
Juan Bautista Sarto, trabajaba en el ayuntamiento de la aldea. Por un sueldo
bajísimo se ocupaba de la limpieza y realizaba encargos. Recorría muchos
kilómetros diariamente llevando y trayendo correspondencia. Margarita Sanson,
su mamá, cuidaba con esmero el hogar, criaba los hijos y trabajaba en su casa
como costurera. No tenía descanso.
Siendo
muy pequeño, Beppo, escuchó el llamado de Dios al sacerdocio. Su párroco y
quienes estaban en contacto con él, notaron de inmediato su inteligencia clara
y su fervor cristiano. Ellos son quienes lo ayudan para que pueda ingresar al
seminario y salir, años después, convertido en el Padre Giuseppe Sarto.
Humildad,
sencillez, alegría, sentido del humor eran características de la personalidad
de este cura de pueblo que se hacía amar por todos, que lo daba todo, que amaba
a los pobres con toda su alma y manifestaba que había nacido pobre, era pobre y
deseaba morir pobre. Otro Cristo en la Tierra.
Pasan
unos años y al Padre Giuseppe, un día, la Iglesia le pide algo más, que acepte
el obispado, que él acepta llorando, obediente, porque la Iglesia se lo pide y
él ama a la Iglesia. Y así continúan llamándolo a ocupar cargos, que él
considera cargas, pero aceptándolos siempre, aún en contra de su voluntad,
porque los considera la voluntad de Dios para su vida. Es así como un día,
Beppo, el Padre Giuseppe, es elegido Papa, es llamado para conducir la Iglesia,
para llevar adelante en el mar tempestuoso de su tiempo, hacia buen
puerto, la barca de Pedro. Elige como
Papa el nombre de Pío, porque considera que así se llamaron Papas que sufrieron
mucho. Y él sabe que tendrá que llevar una cruz pesada. De esa manera se convierte
en el Papa Pio X, a quien muchos, al poco tiempo de conocerlo, ya le llamaban
el Papa Santo, a lo que él replicaba, con su característico sentido del humor:
“Santo, no. Sarto”.
Es
muy cierto que cuando Dios quiere hacer a alguien muy santo, lo hace muy devoto
de la Virgen María. El amor de San Pío X a Nuestra Madre Celestial era tan
inmenso que la nombra Patrona y Reina de su pontificado.
“Dejen
que los niños vengan a mí. No se lo impidan”, dice Jesús. El Papa Pío X abre
las puertas del Sagrario a los niños. Dispone que puedan recibir la Primera
Comunión desde los siete años.
“Un
pueblo sin catecismo es como semilla sin agua, muere”, aseguraba el Papa Santo
y consideraba que lo más urgente en su tiempo era la catequesis, la santidad de
los sacerdotes y que cada párroco tuviera a su lado un núcleo de laicos
virtuosos, cultos, intrépidos, que fueran verdaderos apóstoles.
¡Qué
vigencia tienen sus pensamientos hoy, poco más de un siglo después!¡Y qué bueno
para la Iglesia y para el mundo en general, que haya sacerdotes, catequistas, fieles, llenos del Espíritu Santo,
comprometidos con el Evangelio, soñadores, que sean instrumentos de paz, que
tengan los ojos abiertos y los oídos atentos para descubrir y ayudar a florecer
a los Beppos que el Señor siembre en sus comunidades.
Que
San Pío X ruegue por nosotros y por el mundo entero.
© Ana María Casal
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Meditaciones
Una
de las mezquitas de Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) recientemente cambió de
nombre a solicitud del príncipe heredero, el jeque Mohammad Ben Zayed Al-Nayan.
Un fuerte signo del diálogo interreligioso.
El
jeque Mohammad Ben Zayed Al Nahyan, también heredero de Abu Dabi y jefe de las
fuerzas armadas de los Emiratos, pidió que una de las mezquitas de la capital
de los Emiratos Árabes Unidos cambie de nombre para “reforzar los lazos humanos
que existen entre las diferentes religiones” Este lugar de culto se llamará
“María, Madre de Jesús” Una acción al principio sorprendente pero que lleva en
realidad un mensaje fuerte y adecuado con la historia del cristianismo y del
Islam.
La
Santísima Virgen desempeña un papel en la religión musulmana frecuentemente
ignorado por numerosos occidentales. A los ojos de los fieles del Islam, Maryam
(este es su nombre en el Corán) es en efecto la madre de Jesús (nombrado Issa),
aún y cuando ellos no reconocen la Encarnación ni reconocen la divinidad de
Jesús, pues es para ellos es solo un profeta.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por la salud de Carlos, de
España, que ha sufrido un infarto; y su esposa Isabel, que también padece sus problemas. Que la Virgen de Lourdes
los proteja y les restaure la salud para que puedan cumplir con lo que Dios
tiene preparado para ellos, y sus hijos reciban tranquilidad y fe.
Pedimos
oración para Andrés N., que vive en
Perú, y se encuentra muy mal tras haber sido diagnosticado con mieloma, luego
ha tenido un accidente cerebro vascular y se encuentra en cuidados intensivos.
Que Jesús, con su infinita misericordia, le conceda sus gracias de sanación.
Pedimos oración para las
siguientes personas: Angélica Pilar D.,
de 59 años de edad, de Texas, USA, hospitalizada, con diálisis por infección
renal y abdominal; Violeta E., de 60
años, de USA, para que sus estudios médicos salgan bien y su salud se recupere; Kelley O., de 60 años, de Canadá, para
que el Señor la toque con Sus manos y le quite los dolores de la artritis
severa que padece; Luis R. V., de 76 años, de Lima, Perú, para
que salve su único ojo con visión; y Esperanza
Z., de 76 años, de USA, para que siga recuperándose de su cirugía de
aneurisma craneal y su depresión. Por todos ellos, te rogamos Señor.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están
en peligro de ser abortados. Paz para
los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los
que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y
sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Agosto 22
El
Corazón de María siempre se relaciona con la paz. María recibió en su corazón y
en sus entrañas al Mesías, el rey de la paz.
La
paz es el fruto del amor de Dios a los hombres. La paz se construye sobre el
amor y la justicia del Reino que hace de los hombres solidarios hijos de Dios y
hermanos. Esta es la “felicidad” del Evangelio: “Felices los que trabajan por
la paz, porque serán hijos de Dios” (Mt 5,9).
María, Reina de la paz, concédenos construir la paz
sobre la solidaridad y la justicia que son el fundamento de una paz profunda y
duradera.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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