lunes, 16 de abril de 2018

Pequeñas Semillitas 3632

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3632 ~ Lunes 16 de Abril de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy cumple 91 años el Papa Emérito Benedicto XVI. Un hombre cuyo servicio a la Iglesia de Cristo tal vez pocos han llegado a comprender y valorar en toda su magnitud. Se necesitará la perspectiva de la historia para darle el lugar que en justicia merece su vida, su entrega, su pontificado, su humildad, su renunciamiento.
Hoy vive recluido en la paz de un convento en el Vaticano. Mons. Georg Gänswein, que oficia de secretario personal, ha dicho: “Su vida es un conjunto de oración, estudio, visitas, música escuchada, la misa, realiza paseos, meditaciones, reposo y la preparación para el encuentro con el Señor. Veo que Benedicto vive muy serenamente esta decisión que ha tomado”.
Demos gracias a Dios por haber dado este gran pastor a su Iglesia y recemos siempre por él.

¡Buenos días!

En el campo de batalla
El Señor te ha regalado la luz de la fe para que la irradies a tu alrededor, con el ejemplo y con la palabra. Cada uno tiene posibilidades distintas, pero no menos importantes aunque parezcan restringidas. Dios ha dispuesto que las almas vayan iluminando otras almas, como si fueran antorchas.

El capellán se acercó al soldado herido, en medio del fragor de la batalla, y le preguntó: — ¿Quieres que te lea la Biblia? —Primero dame agua, que tengo sed, dijo el herido.  El capellán le convidó el último trago de su cantimplora, aun sabiendo que el agua distaba kilómetros. — ¿Ahora, puedo leerte la palabra de Dios?, preguntó de nuevo. —Antes dame de comer, suplicó el herido. El capellán le dio el último mendrugo de pan que guardaba en su mochila. —Tengo frío, fue el siguiente clamor, y el hombre de Dios se despojó de su abrigo de campaña, pese al frío que le calaba los huesos, y cubrió al lesionado.  —Ahora sí, le dijo al capellán. Habla de ese Dios que te hizo darme tu último trago de agua, tu mendrugo y tu único abrigo. Quiero conocerlo.

Un refrán dice “las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran”. El poder del testimonio es enorme y decisivo. Las palabras están devaluadas. Nunca el mensaje de Jesús tuvo tanta fuerza como cuando pregonó el amor desde la cruz. Para construir a tu alrededor una civilización del amor aporta cada día gestos de servicio, de humildad y generosidad.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos le vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús.
Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello». Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para realizar las obras de Dios?». Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado». (Jn 6,22-29)

Comentario:
Hoy, después de la multiplicación de los panes, la multitud se pone en busca de Jesús, y en su búsqueda llegan hasta Cafarnaúm. Ayer como hoy, los seres humanos han buscado lo divino. ¿No es una manifestación de esta sed de lo divino la multiplicación de las sectas religiosas, el esoterismo?
Pero algunas personas quisieran someter lo divino a sus propias necesidades humanas. De hecho, la historia nos revela que algunas veces se ha intentado usar lo divino para fines políticos u otros. Hoy, en el Evangelio proclamado, la multitud se ha desplazado hacia Jesús. ¿Por qué? Es la pregunta que hace Jesús afirmando: «Vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado» (Jn 6,26). Jesús no se engaña. Sabe que no han sido capaces de leer las señales del pan multiplicado. Les anuncia que lo que sacia al hombre es un alimento espiritual que nos permite vivir eternamente (cf. Jn 6,27). Dios es el que da ese alimento, lo da a través de su Hijo. Todo lo que hace crecer la fe en Él es un alimento al que tenemos que dedicar todas nuestras energías.
Entonces comprendemos por qué el Papa nos anima a esforzarnos para re-evangelizar nuestro mundo que frecuentemente no acude a Dios por los buenos motivos. En la constitución "Gaudium et Spes" ("La Iglesia en el mundo actual") los Padres del Concilio Vaticano II nos recuerdan: «Bien sabe la Iglesia que sólo Dios, al que ella sirve, responde a las aspiraciones más profundas del corazón humano, el cual nunca se sacia plenamente con solo los alimentos terrenos». Y nosotros, ¿por qué continuamos siguiendo a Jesús? ¿Qué es lo que nos proporciona la Iglesia? ¡Recordemos lo que dice el Concilio Vaticano II! ¿Estamos convencidos del bienestar que proporciona este alimento que podemos dar al mundo?
Abbé Jacques FORTIN (Alma (Quebec), Canadá)

Santoral Católico:
Santa Bernardita Soubirous
Virgen y Vidente de Lourdes 
Nació en Lourdes (Francia) el año 1844 de una familia pobre. Desde pequeña cuidó ovejas, rezaba el Rosario, era analfabeta y tenía poca memoria. A los catorce años, a partir del 11 de febrero de 1858, la Virgen María se le apareció hasta dieciocho veces en los Pirineos, cerca de Lourdes, dentro de la gruta de Massabielle, junto al río Gave, y le dijo: «Yo soy la Inmaculada Concepción», mensaje que ella no podía comprender entonces. La Señora le encargó que pidiera a los sacerdotes que construyeran allí una iglesia. Durante mucho tiempo no se le dio crédito y tuvo que sufrir mucho. Por su medio María Inmaculada llamaba a los pecadores a la conversión, suscitando un gran celo de oración y amor, principalmente como servicio a los enfermos y pobres. En 1866, deseosa de salir del revuelo que se había producido y de encontrar sosiego para su alma, ingresó en la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Nevers. No tardaron en llegar las enfermedades que la tuvieron postrada en cama muchos años: asma, tuberculosis, tumor óseo en la rodilla. Murió en Nevers el 16 de abril de 1879.
© Directorio Franciscano - Aciprensa    

Pensamiento del día 
"Por Cristo sabemos que no somos caminantes hacia el abismo,
hacia el silencio de la nada o de la muerte,
sino viajeros hacia una tierra de promisión,
hacia Él que es nuestra meta y también nuestro principio.
Quien valora su vida desde esta perspectiva
sabe que al amor de Cristo solo se puede responder con amor,
y eso es lo que os pide el Papa en esta despedida:
que respondáis con amor a quien por amor se ha entregado por vosotros".
-Benedicto XVI-

Tema del día:
Benedicto XVI derrotó al demonio
(Anécdota del Libro ‘De Profesión Exorcista’, el testimonio del discípulo de padre Gabriel Amorth)

El primer caso de auténtica posesión no se olvida nunca, palabra del sacerdote mexicano que fue discípulo de padre Gabriel Amorth durante cuatro años. Charles, un noble francés, comenzó a sentirse mal después de un retiro espiritual en Dijon, en la Borgoña. Entraba en trance inexplicablemente. Y nada, ni nadie lograba liberarlo.

En el libro en italiano ‘De Profesión exorcista’ (‘Professione Esorcista’) de padre Cesare Truqui con la periodista vaticanista, Chiara Santomiero ed. Piemme 2018, explican cómo el exorcista establece un coloquio con la presunta víctima del maligno y una vez comprobado el caso, excluyendo que sea un problema psiquiátrico o médico, obliga al demonio a revelarse a través de oración y preguntas.

Así fue en el caso de Charles, alto: un metro y noventa, casado felizmente con un hijo y a quien Benedicto XVI liberó del demonio sólo con el poder de la oración. La voz que salía del cuerpo del poseído se identificó: “Soy el príncipe del mundo” e insistía soberbio y altanero ante el experimentado exorcista Francesco Bamonte: “¡Tú no puedes conmigo¡”. – “¿Quien, entonces?”- “- El Papa o un obispo-”, respondió la voz infernal.

Charles era un hombre normal, de éxito, de familia rica y de sangre azul. En la mañana del retiro espiritual asaltó con una fuerza descomunal a un compañero que se le acercó preocupado por su reacción a la oración. Interminables encuentros con psiquiatras, especialistas, sacerdotes. Nadie explicaba la situación y era desesperante para él y su familia.

Padre Bamonte siente que está perdiendo la pelea espiritual con Satanás, el ángel caído, en el campo de batalla que es el cuerpo martirizado de Charles, entonces consulta a padre Gabriel Amorth que le invita a no dejarse engañar y amedrentar. Satanás insiste que sólo el Papa le puede sacar de allí.

Charles empeora. Así, le aconsejan de escribir directamente al papa Benedicto XVI. La carta llega por medio de un sacerdote de confianza a través de la Secretaría de Estado. La respuesta llega una semana después firmada por el secretario del papa Ratzinger en la que prometía rezar por el poseído.

Benedicto XVI ofreció intenciones en las misas sucesivas para liberar al hombre. Truqui narra que tres meses después recibió una llamada de Padre Bamonte: “¡Padre, no me va creer, pero pienso que Charles ha sido liberado!”. Durante el último exorcismo, Charles dio un grito liberatorio y se alzó feliz.

La única explicación –sostiene Truqui– es la potente oración del Papa, la cual arrodilló a Satanás después de que los padres de Charles –quien no lo sabía– habían hecho un pacto diabólico y lo ofrecieron a él siendo niño como tributo a cambio de poder y dinero, junto a su hermano gemelo abortado.

Truqui también hoy profesor del curso anual de exorcismo y oración de liberación organizado por el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum en Roma (XIII edición, 16 al 21 de abril 2018), narra que no tuvo miedo en esa primera visión de una posesión, sino que fue iluminante reconocer la verdad del mal descrito en el Evangelio.

Otro episodio similar y que involucra a Benedicto XVI, ocurrido en mayo de 2009, fue contado por el mismo padre Gabriel Amorth en el libro “L’ultimo exorcista”.

En esa versión, el Papa alemán, que cumple en abril 91 años, ayudó a curar a dos jóvenes poseídos, Marco y Giovanni, quienes fueron llevados en la Plaza de San Pedro porque parecían no mejorar con las oraciones y el rito. Ellos en la audiencia general de ese miércoles en el momento que se acercaba el papamóvil comienzan a convulsionar y mirar extrañamente.

Antes, una de las dos asistentes de padre Amorth que acompañaban a los jóvenes, le pregunta a Giovanni qué como estaba. “Yo no soy Giovanni”, mustió una voz ronca. La chica no responde. “Sabe que con el diablo sólo un exorcista puede hablar”, afirma Amorth.

El Papa desciende del jeep y saluda a la multitud. Los jóvenes poseídos temblaban, babeaban. Una de las mujeres grita: “¡Santidad, Santidad, estamos aquí!”. El Papa se vuelve hacia ellas, observa desde la distancia, no se turba, alza su brazo y les bendice. Los dos poseídos sienten un sacudón y fueron arrojados tres metros más lejos, sostiene Amorth. Los jóvenes comienzan a llorar. Cuando se aleja el Papa ambos vuelven en sí.

Por otro lado, Truqui cuenta en el libro escrito con Santomiero que el demonio le teme a Jesús y a la Virgen María, en especial a la madre de Cristo, pero que Lucifer en la tierra lucha contra la Iglesia de Cristo.

De hecho, según las revelaciones de los demonios durante el rito, los obispos son los únicos a enviar a los sacerdotes exorcistas a que cumplan ese ministerio especial, a pesar de que por mucho tiempo esta práctica liberatoria ha sido desacreditada por la ciencia e incluso por algunas iglesias que la consideran supersticiosa cuanto anacrónica y esto conlleva a la falta de presbíteros preparados en algunas diócesis de la región del norte de Europa y en otras más en el mundo.
© Ary Waldir Ramos Díaz - Aleteia

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Señor mío y Dios mío, te alabo y te bendigo en este día, hoy quiero decirte que te amo. Señor, me siento feliz porque al reflexionar en este espacio de oración me he dado cuenta de que he logrado muchas cosas con tu ayuda, siempre me animas a seguir y a no darme por vencido; gracias por regalarme esa fortaleza, Señor, eso me ha hecho ser una persona fuerte y convencida de que puedo ir más allá de las cosas; he aprendido a ser una persona que si se propone alcanzar metas y logros lo puede hacer, por eso en este día quiero exaltarte, Señor, Tú me has hecho mucho bien, y quiero seguir creciendo cada vez más. En este día también quiero pedirte que ayudes a aquellas personas que se sienten desanimadas porque no han logrado alcanzar sus propósitos, te pido los llenes de mucha fuerza en sus estudios, trabajo, en aquellas actividades que se les dificulta, llénalas de fortaleza y amor, dales sabiduría para que sean guiados por tu presencia. Amén
P. Alberto Linero

Cinco minutos del Espíritu Santo
Abril 16
Nosotros somos templos del Espíritu Santo. Por eso San Pablo reprochaba con preocupación: "¿No saben que son templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?" (1 Corintios 3,16).
Muchas veces nos sentimos indignos porque dentro de nosotros habitan muchas cosas oscuras: rencores, malas intenciones, recuerdos dolorosos, egoísmos, etc. Entonces de alguna manera nos despreciamos a nosotros mismos. Sin embargo, la Palabra de Dios nos invita a reconocer nuestra dignidad, porque el mismo Espíritu Santo quiere habitar en nosotros. En realidad, él ya vive en nosotros, pero quiere penetrar más y más hasta transformar e iluminar el más escondido rincón de nuestra vida. Eso a veces nos da un poco de temor, porque no queremos ser invadidos. Sin embargo, nada malo puede hacernos el Espíritu de vida. Al contrario, donde él entra abunda la paz, la alegría, la libertad. Es bello descubrir que él mismo, el infinito, el bellísimo, el poderoso, la pura luz, quiere habitar cada vez más dentro de mí. Yo soy pequeño, soy pobre, soy limitado, pero el Espíritu divino desea habitar en mí. ¡Gracias Señor!
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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